lunes, 9 de junio de 2014

Articulo Cultura 3: Rasputin: todos, incluso un zar, necesitan su guía místico

PERSONAJES HISTORICOS

Solo uno de esos extraños caprichos de la historia puede conducir a que un simple campesino ruso se transforme en uno de los hombre más poderosos e influyentes de Rusia y el mundo. Y todo, sin siquiera una explicación racional: el amor de una madre a su hijo enfermo, la necesidad de la gente de creer en la llegada de un mensajero y el carisma de un hombre para transformar palabras en verdades se combinan para dar vida y trascendencia a este personaje histórico: Grigori Rasputín

Grigori Yefímovich Rasputín fue un místico ruso con una gran influencia en los últimos días de la Dinastía Romanov (fotografía) a principios del Siglo XX. También fue conocido como «el Monje Loco».

En su lugar de origen pretendía darse una apariencia de Jesucristo y tenía fama de sanador mediante el rezo, razón por la cual, y gracias a una amiga de la zarina llamada Anna Výrubova, en 1905 fue llamado al palacio de los zares para cortar una hemorragia de su hijo único

Alexis Nikolaevich de Rusia, que padecía de hemofilia. El zarevich efectivamente mejoró —algunos investigadores sostienen que fue mediante hipnosis— y la familia Romanov, especialmente la zarina Alejandra, cayó bajo la influencia de este controvertido personaje.

El pequeño Rasputin… Muchos datos sobre los primeros años de la vida de Rasputín son enormemente inseguros. Incluso era más joven de lo que creían sus contemporáneos ya que, aunque se ha constatado que nació en 1869. Nació y se crio en un pequeño pueblo de Siberia Occidental llamado Pokróvskoye, que pertenecía entonces a la región de Tobolsk.

Rasputín fue singular desde su más tierna infancia, en la que se arrancaba los pañales. Le resultaba muy difícil concentrarse y no sabía relacionarse con otros niños. Creció siendo un muchacho demasiado disperso como para convertirse en un hombre de provecho. Empezó a beber y lo detuvieron junto con otros por el robo de unos caballos. Finalmente, la asamblea rural lo absolvió, aunque los demás fueron desterrados a Siberia Oriental. Cuando tenía alrededor de 18 años se marchó a meditar al monasterio de Verjoturye, aunque también es posible que fuera enviado allí como pena por robar. Su experiencia durante los 3 meses escasos que permaneció en el recinto claustral, junto con una visión de la Virgen que presenció a la vuelta del monasterio, lo llevaron a convertirse en un místico. Ingresó poco después en una secta cristiana condenada por la Iglesia Ortodoxa Rusa conocida como jlystý, es decir flagelantes, quienes creían que para llegar a la fe verdadera hacía falta el dolor. En las reuniones de esta secta las fiestas y orgías eran constantes y Grigori se convirtió en un acérrimo integrante.
 
El 2 de enero del año 1889 se casó con Praskovia Fiódorovna Dubróvina con la que tuvo tres hijos. Se sabe que engendró más hijos bastardos con otras mujeres. En 1901, se marchó de su región natal y se hizo peregrino. Estuvo dos años viajando por tierras eslavas, Grecia y Tierra Santa. Aprendió mucho de historia, esoterismo, teosofía, viejas religiones y tradiciones. En 1903 vuelve de nuevo a Rusia. Deambula por las calles de San Petersburgo siendo considerado como un adivino popular y empezó a albergar el objetivo de relacionarse con la familia real.

Su entrada en la corte Rusa… Rasputín no solo se ganó el favor de la familia real, sino que también buena parte de la aristocracia se rindió a él. Esto se debió sobre todo a su carisma personal. En la medida en que el carisma pueda explicarse, el suyo era producto de los siguientes factores: una mirada muy fija y penetrante, un verbo fácil y calculadamente ambiguo que parecía el de un oráculo; un gran atractivo para con las mujeres basado, además de en su físico y en su intuición, en su conocimiento de las Escrituras y en cierta tradición religiosa rusa que sigue prácticas orgiásticas como camino a Dios.

Sin embargo, fue muy atacado por aquellos cortesanos y nobles que se sintieron amenazados en sus intereses y propagaron rumores que sirvieron de alimento para los revolucionarios enemigos del régimen zarista. El zar sólo lo toleraba en la medida que la zarina lo aceptara, aunque no había decisión del zar que no pasara por la supervisión de Rasputín.

Considerado amigo íntimo del zarévich Alexéi Nikoláievich y su «médico» personal, ya que este le proporcionaba una especie de «hipnosis curativa» y le ofrecía la seguridad que su sobreprotectora madre no podía ofrecerle, el futuro de la dinastía Románov estaba en sus manos. Si él no salvaba de la muerte al hemofílico zarévich la especulación sobre el heredero al trono quedaba abierta. Gracias a esas aparentemente milagrosas curaciones la zarina Alexandra confió ciegamente en el curandero, ya que las pruebas de sanación que le producía a su hijo eran inexplicables. Confió también en los vaticinios del monje sobre los destinos de la santa Rusia, a la cual veía Rasputín en sus visiones «envuelta en una nube negra e inmersa en un profundo y doloroso mar de lágrimas».y los conflictos personales que marcaron los últimos años de su vida.

Su final… En el gobierno y en la corte se consideraba que la influencia de Rasputín sobre el zar y la zarina era nefasta en un momento en que la situación de la monarquía ya era crítica. Yusúpov, Purishkévich y el gran duque Dmitri planearon atraer a Rasputín al palacio de Yusúpov con la excusa de que se reuniría con la esposa de este, la gran duquesa Irina Alexándrovna. Así, a pesar de haber recibido una advertencia previa del peligro, Rasputín se presentó en el palacio poco después de medianoche. Allí Yusúpov lo hizo esperar a la gran duquesa, mientras esta supuestamente atendía a otros invitados, en una estancia del sótano donde le sirvió vino y unos pasteles envenenados con cianuro.
Exasperado porque el veneno parecía no hacer efecto, Yusúpov le disparó un tiro con una pistola Browning y lo dejó por muerto mientras se preparaba para salir a deshacerse del cadáver. No obstante, Rasputín había sobrevivido y Purishkévich, después de fallar en dos ocasiones, lo derribó con otros dos disparos y lo remató con un golpe en la sien. Después ataron el cuerpo con cadenas de hierro y lo arrojaron al río Nevá, donde fue encontrado el 18 de diciembre.

Sabías que… Durante la Primera Guerra Mundial fue acusado de ser un espía alemán y de influir políticamente en la zarina, que era de ascendencia alemana, en sus nombramientos ministeriales cuando el zar estuvo ausente por la guerra. Este hecho fue desastroso para la permanencia del régimen zarista.


3 comentarios :

  1. Joer que ojos tiene el pavo, dan miedo. Gracias Rodri

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  2. ¿El monje loco o el monje listo?

    Y el artículo no menciona la parte de su cuerpo que se conserva en un museo metido en formol... :p

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  3. Probablemente tenía una mezcla de locura y listeza que bien serviría a sus planes y propósitos.
    Otro buen trocito de Historia.
    Gracias otra vez.

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