miércoles, 16 de julio de 2014

Cómo evitar que te manipulen

En la vida y en tus relaciones de pareja, es necesario aprender a encontrar tu centro, poner límites a las demandas de otras personas y hacer respetar tus deseos y necesidades. Si eres una persona a la que le cuesta decir "no"piensa que esa necesidad de complacer a los demás está basada en un temor infantil muy común en las mujeres, aunque también afecta a muchos hombres: el miedo a que se enfaden con nosotras y por ello nos castiguen, critiquen o rechacen. En el caso de la pareja, el miedo a que nos dejen de querer y nos abandonen.



El deseo de gustar, ser aceptadas y mantener una buena imagen nos lleva a no saber decir "no", a complacer, ser buenas y poco problemáticas. Pero cuando repetidamente te callas lo que realmente piensas, cuando antepones los deseos de otra persona a los tuyos o haces lo que te dicen para no evitar los conflictos, quien sufre eres tú, porque te sientes frustrada y llena de rencor.

Tu energía femenina se cierra, y a medida que acumulas agravios en tu interior te distancias de tus seres queridos y en especial de tu pareja. La consecuencia es que la comunicación no fluye, y además seguramente él no sabe lo que te pasa porque no eres capaz de verbalizarlo en el momento.

Así, el rencor y las cosas no dichas van creciendo por dentro hasta que en el momento más inesperado salen fuera en forma de reproches.

4 pasos para acabar con el chantaje emocional
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Para evitar llegar a esos extremos, es importante que aprendas a conocerte, valorarte y respetarte a ti misma. Recuerda que a menudo los demás nos tratan de la misma forma en que nos tratamos a nosotros mismos. Debes enseñarles que tus necesidades, opiniones y deseos son importantes y merecen ser considerados. Solo así sentirás que tienes algo bueno que ofrecer en tus relaciones afectivas, y no estarás a merced del egoísmo ajeno o del chantaje emocional.

Estos consejos te ayudarán a autoafirmarte y entrenar la capacidad de expresarte con asertividad.
Detecta a los manipuladores en tu vida. Por supuesto que puedes echar una mano, aconsejar o acompañar a alguien a quien quieres desinteresadamente, pero solo cuando realmente sientas que puedes aportar algo y experimentes el placer de dar sin esperar algo a cambio. Pero fíjate en que algunas personas solo exigen, sin reconocer ni valorar tu ayuda. Una pareja que nunca tiene tiempo para escucharte o que te juzga con dureza cuando le cuentas tus problemas; una amiga que solo te llama para aliviar su soledad o para contarte sus desengaños amorosos; un amigo con beneficios que solo contesta a tus mensajes cuando le convienen… son “vampiros energéticos” de los que te conviene deshacerte. Recuerda que cuando te respetas, te valoras y te rodeas de gente que realmente te quiere sin exigirte, tu energía se eleva y te conviertes en una persona más feliz y con mucho más para ofrecer.
Aprende a decir no. Si tu deseo de complacer lleva muchos años dominándote, entrénate poco a poco en rechazar las peticiones que no quieres atender. Piensa que ya no eres una niña a la que los demás pueden castigar o manipular, y con cada negativa date cuenta de que no ocurre nada y te vas sintiendo cada vez más fuerte. El truco para hacerlo consiste en ser clara, pero también diplomática. Si tu pareja quiere que le acompañes a compartir un hobby que te aburre, dile que has quedado con tus amigas para hacer algo que te divierte y que después podéis cenar juntos. Si estás soltera y tu mejor amiga quiere arrastrarte a una cita a ciegas que no te apetece, puedes decirle que muchas gracias, pero ya tienes otro plan. No des demasiadas explicaciones y no te desdigas. Poco a poco, te sentirás más firme y verás que los demás te respetan.
Selecciona de quién te rodeas. El ansia por complacer a los demás es un hábito adquirido durante años que se convierte en un comportamiento automático. Para dejar de repetirlo, es necesario que tú misma le pongas fin. Deja de ser la persona complaciente que ayuda a todo el mundo. Fíjate bien en qué personas de tu entorno abusan de tu confianza y dan por hecho que siempre pueden pedirte favores o lograr que hagas lo que ellos quieren. Tal vez sea hora de cortar con algunos amigos, y desde luego también con tu pareja si es un manipulador.
No entregues tu poder. Cuando haces las cosas que no deseas por miedo al rechazo, acabas sintiéndote enfadada y sin energía. Otra forma eficaz de acabar con este comportamiento es tomarte tu tiempo antes de decidir aceptar una petición o sumarte a una iniciativa. Aunque tu tendencia aprendida sea correr a decir que sí, debes aprender a no contestar inmediatamente. Piensa si de verdad quieres hacer lo que te piden: ¿Lo harías solo por caer bien o que te quieran? ¿A ti te aporta algo? ¿De verdad necesitas seguir siendo “la buena chica”? Sé sincera contigo misma y aprende a tolerar el malestar que inicialmente provoca decir “no”. A la larga, te sentirás mejor porque no estarás regalando tu energía, tu tiempo y tu poder. 


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