jueves, 7 de noviembre de 2013
La falsa anécdota de Rutherford y Bohr.
Yo estaba en huelga de manos flácidas hasta que algún otro miembro publicara una entrada, pero acabo de tener un debate o discusión con uno de los jóvenes colaboradores que ha terminado conmigo, en plan abuela, dando un consejo. Ese consejo me ha hecho recordar esta anécdota que me contaron en mis años mozos en la facultad, pero que, a pesar de ser falsa (según parece), da mucho en qué pensar.
Uno de los protagonistas de esta falsa historia es Sir Ernest Rutherford, que descubrió que los átomos no eran esferas sólidas como se creía hasta entonces, sino que en su mayor parte eran vacío. Ganó el premio Nobel y llegó a ser presidente de la Royal Society de Londres y director de los laboratios Cavendish (donde Chadwick descubrió el neutrón). Vamos, que además de hacer un gran descubrimiento, ocupó puestos importantes dentro de la comunidad científica.
Bien, pues la anécdota cuenta que Rutherford recibió una petición de un colega solicitándole ayuda para calificar a un alumno. El profesor en cuestión le quería poner un cero, pero el alumno defendía que su respuesta era correcta.
La pregunta del examen consistía en demostrar cómo se podía determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro (aparatito que sirve para medir la presión atmosférica). El alumno había contestado que desde la azotea se descolgara el barómetro atado a una cuerda, que se marcara la cuerda cuando el barómetro llegara al suelo, y que esa era la altura del edificio. Obviamente la respuesta era correcta, pero no demostraba que el alumno supiera de física (se esperaba que dijera que la diferencia de presiones era la altura).
Rutherford le dio seis minutos para que respondiera a la misma pregunta, pero esta vez usando la física. Durante los cincos primeros minutos el alumno aun no había empezado a escribir, así que el examinador le preguntó si quería irse, pero el alumno le dijo que su problema era decidir la mejor de todas las respuestas que se le ocurrían. Finalmente solucionó el problema proponiendo dejar caer el barómetro desde la azotea midiendo el tiempo, y con una sencilla fórmula (que el editor de texto no me deja poner a pesar de ser muy fácil) calcular la distancia que había recorrido. Es decir, la altura del edificio. Sacó un diez.
Más tarde Rutherford se encontró al estudiante y le pidió que le contara las demás posibles respuestas. Una de ellas era coger el barómetro un día soleado y medir su altura, su sombra y la sombra del edificio, y con una simple regla de tres (llamada en este caso teorema de Tales) calcular la altura del edificio. Otro método consistía en situarse al pie de la escalera del edificio, poner el barómetro contra la pared, y, según vas subiendo, ir poniendo marcas a la altura del barómetro. Cuentas las marcas, multiplicas por la altura del barómetro... y tenemos la altura del edificio. Otra opción era atar el barómetro con una cuerda, y desde la azotea del edificio, usarlo como péndulo, medir su periodo y con otra sencilla fórmula calcular la altura. Aunque la mejor era usar el barómetro para golpear la puerta del portero y decirle: "Le regalo este bonito barómetro si me dice la altura del edificio".
Perplejo, el premio Nobel le preguntó si no conocía la respuesta convencional (la de que la diferencia de presiones era la altura), a lo que el alumno respondió que sí la conocía, pero que sus profesores le enseñaron a pensar.
El estudiante fue Niels Borh. Un físico danés que descubrió, entre otras cosas y sin meternos mucho en la cuántica, que los electrones no podían estar en cualquier parte del átomo, sino en unos sitios determinados (las órbitas) y que podían pasar de una órbita a otra. También le dieron el premio Nobel.
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo se porque me sale eliminado, vete tu a que tecla le he dado
EliminarAhora ya se que hacias despierta a esas horas...
ResponderEliminarMuy bueno Maria, da mogollón que pensar esta entrada, aunque yo de Fisica, Mates poco sé, fuí por letras purisimas,
Pero el articulo es buenisimo. Gracias
P.D. no te pongas de brazos flacidos que molan tus entradas, besitossss
Cito una frase que me ha gustado mucho de tu entrada: "sus profesores le enseñaron a pensar". Precisamente eso, bajo mi punto de vista, es lo que falta, y en grandes dosis, en la docencia actual. Y también creo que tú te esfuerzas mucho por aplicar esa frase en tu trabajo diario.
ResponderEliminarPor lo demás, y como no sé ni papa de física...te doy la enhorabuena, me ha gustado mucho.
PD: Te sugiero que le pidas a Rafa algunos ejercicios para ejercitar esas manos...que no quiero que se queden flácidas!!
Eso es lo que tu necesitas en clase un Pepe Bohr que te de caña.
ResponderEliminarDesde luego Pepito era espabilado y un toca pelotas de aúpa!
Me encantan estas entradas Vidia y está me recuerda que cuando cambié a nocturno precisamente en física, creo que en dinámica, me qquitaron un ejercicio en un examen, aunque estaba perfecto, por utilizar una fórmula que ella no había utilizado. Desde entonces en todos los exámenes antes de nada desarrollaba esa fórmula lo primero y a continuación hacía los ejercicios como me daba la gana.
Por favor... No me digáis eso de "como no tengo ni idea de física...". He intentado que la entrada se entienda sin tener ningún conocimiento de física, si algo no me ha quedado claro, decídmelo y corrijo la entrada o lo pongo en los comentarios. Que yo siempre estoy podiendo la versión para tontos, y ya sólo faltaba que escribiera en versión experto pro!!!!
ResponderEliminarSí, Cleo, en la medida de lo posible intento que piensen. Siempre les digo que se estudien la menor cantidad de fórmulas posible y que lo demás lo deduzcan de esas, porque una fórmula se te puede olvidar, pero un razonamiento no.
Yo trabajo con otros profesores, y a veces te encuentras a los que dicen que da igual como hagas un problema mientras lo hagas bien. Eso es muy de agradecer, porque me da más libertad a la hora de trabajar con los alumnos. Si no se entiende algo, lo puedo explicar de formas distintas, o explico varias formas de hacerlo y que el alumno elija la que le parezca más sencilla.
Pero otras veces también te encuentras profesores como el que dice Puretilla, que no te puntúan algo o te dicen que está mal porque no lo has hecho como él quiere o como lo explicó. Así sólo consiguen que los alumnos estudien de memoria, y que a los dos días del examen se les haya olvidado todo. Están generando vagos mentales que no son capaces de pensar por sí mismos, y que en muchos aspectos se sientan unos inútiles porque no se les ocurre la idea que el profesor quiere que se les ocurra.
Y mi huelga de manos flácidas no se arregla con ejercicios!!!! Escribid, insensaros!!!!
Tranquila, que entenderlo lo he entendido.
EliminarUna cosita...estarías dispuesta a darle clases a mi hijo, llegado el momento, aunque sea online?? :)
Te voy a nombrar la "CuentaCuentos".
ResponderEliminarMolan mucho.. los quiero así de bonitos.. eh!!... aviso y cada semana .. uno!.
Un saludo, secretaria!
Esto no lo cuentan al dar sus teorías en los libros de física y química... Esto es más interesante!
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